sábado, 12 de julio de 2014

A veces tenemos que ser guerreras y luchar con nuestras propias contradicciones

                En el momento que me decidí largar con mi propio emprendimiento de té estaba aterrada. Hacía dos años que tenía disponible un local y que por una u otra razón lo iba posponiendo. 
                Un día me dije hoy es el día, y el local se abrirá un 20 de Diciembre (día de mi cumpleaños). Con mi emprendimiento en marcha sentí que un parte mía resurgió. Aquella parte que desea su realización personal. 
                Con Gaby, mi diseñadora nos pusimos a trabajar en el logo de la marca y en la imagen. Este proceso fue de mucho entusiasmo porque lo que antes estaba en mi cabeza ahora lo podía ver y tocar. 
                Comenzó a  llegar el cartel, los banners, las tarjetas, los tés, todo iba a parar a mi casa mientras terminaban el local. 
                Con las invitaciones enviadas, el día 20 de Diciembre estaban terminando de poner el piso flotante, el mostrador y la lámpara central. Una locura! Pero con locura y todo, a las 18 hs se terminó el local, media  hora antes de que lleguen los invitados. 
               La noche de la inauguración, cuando se fueron todos y yo me quedé ahí no podía creer que ese espacio era "mi espacio", era donde estaba mi ser, mi esencia, cada espacio por más diminuto que sea lo había pensado y le había dado mi identidad. Me sentí tan feliz y completa que no me podía dormir pensando en cada detalle de Firenze. 
              Después de esa noche comenzó lo que más me gusta! La acción! Hubo meses muy buenos asi también como los hubo muy malos. Había días que me sentía que podía con todo y otros que me quería tirar en la cama y quedarme encerrada para que nadie me viera. 
             Hubo meses en los que no me alcanzaba el dinero para pagar los impuestos porque solo pensaba en reponer y agregar más productos al local. También había días en los que me levantaba y decía pero qué estoy haciendo? esto no va a funcionar, es mi sueño pero no puedo vivir en un sueño. Lloraba, la pasaba mal y al otro día me decía que yo iba a poder. 
             Una vez en uno de estos malos momentos de emprendedora que tuve, mi mamá que tiene muchos años en su carrera de servicio a la salud y que ama lo que hace me dijo: Que a veces no funcione no quiere decir que estés haciendo las cosas mal, quiere decir que tenés que encontrarle la veta. 
             En el momento que mi mamá me dijo eso la cabeza me hizo un clip. Saqué mi libretita de ideas y me pregunté: ¿Cuál es la identidad de Firenze? Es cierto que tiene mi esencia, que tiene mis gustos, pero ¿Qué es lo que lo hace diferente? Es una casa de té, vendo hebras de té, vendo vajilla, pero ¿qué es lo que lo hace único?
             Mi respuesta después de varios minutos pensando: Mi cabeza, la necesidad de crear algo alocado que en mi época de chef lo hacía y con el té aún no había logrado. 
             Saqué mi cuadernito de ideas y comencé a pensar y a escribir. En ese momento nacieron mis amados saquitos con formitas. Aquellos que me hacen feliz al hacerlos y que con cada uno que encuentra un hogar se lleva un trocito de mi corazón. 
            Fue así como dijo mi vieja! Cuando le encontré la veta ya no sentí más miedo, me sentí que gané esa batalla con mis contradicciones. Con esos pensamientos que me decían que la cortara, que no podía remarla y remarla sin obtener resultados. Cuando comencé a hacer esto tan mío, tan salido de mi cabeza, que traspasa mi esencia que siempre estuvo en el local me sentí segura y lista para batallar cada obstáculo que me encuentre en el camino. 
            Espero que cada uno de ustedes encuentre su veta, ese algo que los haga únicos y les de fortaleza para luchar cada una de las batallas que nos presenta la vida. 


PH: Leonardo Laschera

Hasta el viernes que viene!!

Que tengan un hermoso fin de semana!!








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